Porque los detalles gustan a todo el
mundo. Nadie rechaza un detalle.
Alegrarás a la persona a la que le haces
el detalle y te alegrarás tú.
Inculca, con el ejemplo, acordándote de felicitar a los seres queridos e invitando a tus hijos a que participen en ello. Puedes retar a tu hijo, con una pequeña apuesta, a ver si se acuerda él de felicitar a su tía-abuela el próximo año. También le puede retar sobre quién es el primero en decir buenos días al vecino que te encuentras en la escalera o en el ascensor. Con este tipo de retos estás educando y lo estáis pasando bien.
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